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Aguja Literaria

¿Por qué es importante mostrar, en lugar de contar?


Si escribes narrativa, es posible que hayas escuchado, quizá demasiadas veces, sobre lo importante que es mostrar y no contar en tus historias, pero ¿qué significa? Imagina lo siguiente: estás en un café con un amigo y le comentas un juego de béisbol intentando describir el ángulo que adoptó el brazo del bateador o el pitcher en cierto momento. Sin embargo, a tu amigo le cuesta hacerse una idea de cómo fue, así que te levantas e imitas el movimiento con tu brazo. El efecto será otro, y lo mismo ocurre con la escritura.

Como autor, caerás en la tentación de presentar a tus lectores las acciones de la historia como si estuvieras junto a ellos en un café, simplemente enumerando lo que sucede, en lugar de permitir que las acciones se desarrollen y los personajes actúen en ellas. Si lo meditas, es muy diferente el efecto que produce decir que tu personaje es egoísta, que escribir una escena donde se niegue a ceder a las necesidades de los otros y quiera conservar lo que posee para sí mismo.

En algunos casos, es válido y hasta necesario poner en contexto al lector por medio de una voz explicativa, pero siempre será preferible mostrarle las gotas que caen sobre el pavimento y golpean las ventanas, que solo indicar qué está lloviendo. Fragmentos de este tipo ayudan a crear la atmósfera de la historia y transmiten mucho más al lector. En todo caso, lo ideal es utilizar ambas técnicas para construir la historia.

Algunos consejos para mostrar…

Si quieres dar más importancia a lo que ocurre en la historia, y no solo a tu manera de resumirlo, ten en cuenta estos puntos:

1. Personajes verosímiles

Construir personajes verosímiles implica otorgarles una personalidad bien definida. Para seguir con el ejemplo anterior, está bien si lo describes como “egoísta” cuando elaboras tu ficha de personaje, pero el lector necesitará más que eso para hacer el pacto de ficcionalidad. ¿Cómo lograrlo? Concéntrate en diseñar escenas donde el personaje hable y actúe de acuerdo con el carácter asignado, piensa en qué haría una persona egoísta frente a situaciones que desafían su generosidad y úsalo a tu favor para dejar en claro su forma de ser en las escenas.

Ten esto en cuenta a la hora de mostrar diferentes facetas de tus personajes, como su nivel educativo, sus creencias religiosas y sus valores morales. Deberías tenerlos claros desde el principio o apuntarlos a medida que escribes, así que insistimos en la necesidad de crear una ficha de personaje para “vaciar” las características físicas y el carácter. A partir de allí, podrás imaginar cómo actuaría en diferentes situaciones.

2. Expresividad

También en relación con los personajes, en muchos casos no bastará con decir que alguien estaba alegre o sufría depresión, por ejemplo. En su lugar, muéstrale al lector que en la mañana pasea a su perro, saluda con una sonrisa a todos sus vecinos y regresa a casa con un ramo de flores que se ha comprado para sí mismo. O el caso contrario: ese día, el siguiente y el que viene, pospone su caminata matutina y prefiere quedarse en cama, en pijama y sin responder el teléfono ni prestar atención a su perro, por más que gima a su lado por comida.

3. Diálogos

La personalidad de tus personajes también se dejará traslucir a través de los diálogos que mantienen entre sí; por ejemplo, si se expresan de forma grosera o cordial, así que es recomendable optar por el estilo directo para que permitas que ellos hablen.

Aprovecha también estos diálogos para dejar clara la relación que existe entre los distintos personajes, así como la experiencia o profesión que tienen. Con un poco de práctica, añadirás esta información de manera natural, al tiempo que incluyes detalles relevantes para la trama.

4. Manejo del tiempo

El narrador puede aportar un resumen sobre algún aspecto del pasado del personaje que sea pertinente para la trama. Sin embargo, el efecto es más potente si te vales de alguno de los recursos de la anacronía para transportarlo hasta ese instante y permites que asista a la escena en cuestión.

5. Descripciones

Las descripciones trabajadas te servirán para mostrar al lector los detalles de cómo lucen tus personajes, cómo son los lugares que visitan o sus contextos históricos. En este sentido, el resultado es bien diferente si escribes que tu personaje tiene manos anchas y zapatos grandes, a decir:

Sus manos tenían el mismo tamaño que las tapas del cubo de la basura y sus pies, calzados con botas de cuero, parecían crías de delfín.

J. K. Rowling, Harry Potter y la piedra filosofal

De igual forma, este tipo de descripción es imprescindible si la historia transcurre en otro siglo, el futuro o un mundo fantástico, ya que la construcción del ambiente narrativo es muy importante para la verosimilitud en estos casos. Para lograrlo, recuerda incluir referencias sobre los objetos de la casa o los medios de transporte, la vestimenta y la organización social y política, entre otros detalles, dependiendo de las acciones que emprendan tus personajes.

El objetivo de estos consejos es que no pasen desapercibidos los detalles importantes cuando solo los mencionas con una pincelada. Con un poco más de dedicación, eso que deseas transmitir calará profundamente en tu lector y será capaz de emocionar si aprendes a mostrarlo. No se trata de rellenar tu novela o cuento con información innecesaria, sino de encontrar un equilibrio entre mostrar y contar para desarrollar la historia.


Este artículo fue escrito por:

Zorayda Coello Freitas

Editora de Aguja Literaria




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