INCESTO
Dicen que causa la muerte eterna,
un regreso a la animalidad.
Que debería ser ilegal,
pecado mortal, antinatural.
Pero el corazón manda,
cual tierra lima, cielo limón;
atracción sexual genética el sujeto,
hacer el amor un predicado: incesto.
Incesto, te amo, ¿y qué?
Incesto, nuestra meta es ser felices.
Vamos rompiendo el tabú,
seamos libres tú y yo.
¿Qué importa si somos
como Cánace y Macareo*?
¿Importa el primer, segundo,
tercer o cuarto grado?
Mejor mi misma sangre,
amanecer, juegos y regazo,
en vez de alguien ajeno,
extraño a mis pasiones y sueños.
* En la mitología griega, Cánace y Macareo, hermana y hermano, eran hijos de Eolo, dios de los vientos. Desconocedores del tabú del incesto, se enamoraron y tuvieron una hija, pero su padre, al conocer la relación y el fruto concebido, reaccionó con furia: echó a su nieta a los perros, ordenó a su hija quitarse la vida con una espada e intentó matar a su hijo, quien huyó y se refugió en el santuario de Delfos para posteriormente convertirse en sacerdote del dios Apolo.
Escrito por:
Francisco-Valenzuela
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