ENVEJECER
Antes de las arrugas y como sueño premonitorio,
una desazón en el pecho comienza a invadir el día.
Pequeños fotones se esfuman sigilosos
dibujando líneas que no había en fotos.
Y te das cuenta de que comienzas a envejecer,
que llegaste a la cima de tu biología;
que hoy el cielo a tus espaldas incita
comenzar el descenso a la misma partida.
Día tras día se te fuga el espacio-tiempo,
la alegría pura se mezcla en melancolía.
Las manitos de niños, el calor de un abrazo,
el amor de los quince yace ya sepultado.
Se te cambia la risa por la mueca insurrecta
que traduce las sombras antes no vistas.
El juvenil verano se tiñe de invierno,
entre canas de nieve al sol de un enero.
Se va la belleza que guardaba el espejo,
se van los amantes que hoy hacen silencio.
Se van los vestidos coquetos de niña,
se pierde el carmín de las claras mejillas.
Y rasguñas la piedra que parece sepulcro,
intentando aferrarte al candor no fecundo;
mientras te asfixia el gas de una muerte que ríe
y grosera te observa disfrutando que espíes.
Envejecer… Otoño y melancolía.
Envejecer… Tristeza y aislamiento.
Envejecer… Bruma y fin del camino.
Envejecer… Muerte lenta y olvido.
Escrito por:
Inés-de-Cervantes
Del poemario Cuando las sombras se iluminan (2019)
Publicado por Aguja Literaria
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