ASAMBLEA CONSTITUYENTE
El 25 de octubre de 2020 se pronunció la ciudadanía sobre la formación de una convención constituyente para redactar una nueva constitución.
Como escritor de ficción histórica me pregunté cuándo y cómo se inició la primera acción cívica de este tipo. Me sorprendió constatar que las constituciones siempre han emanado de conflictos políticos y/o sociales.
La primera fue convocada por Bernardo O’Higgins en 1822, de allí derivó la Constitución de ese año. Provocó un rechazo mayoritario porque significaba la prolongación del mandato de director supremo por una década. O’Higgins tuvo que abdicar.
Al año siguiente, el nuevo director supremo convocó un congreso constituyente. Este se hizo sobre la base de un padrón de ciudadanos habilitados por edad, sexo masculino y posesión de una propiedad. El nuevo texto, basado en un borrador de Juan Egaña, también tuvo sus problemas. Su articulado era engorroso y difícil de aplicar en un país carente de tradición jurídica y administrativa.
A pesar de esto, los legisladores liberales propusieron un texto constitucional alternativo y finalmente fue aprobado el 27 de diciembre de 1823.
Se puede decir que tuvo un origen ciudadano, de acuerdo con los criterios de la ciudadanía en los inicios de la república, aunque resultó en una Constitución Política impracticable.
Ha pasado mucha agua por el río Mapocho y henos aquí de nuevo, tratando de darle forma al futuro de nuestro país.
Como escritor que hurga en la memoria colectiva, ese pantano donde algunos recuerdos flotan y otros se hunden, solo deseo lo mejor para Chile.
Escrito por:
Oscar-Lizana
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