ANDAR AL DESTINO
A ti que has emprendido el viaje,
te bendigo.
La sonrisa te acompañe,
la luz sea tu testigo.
A ti, viajero,
ofrezco estas palabras humildes;
son arte, signos.
A ti te digo que andar es el destino.
En mi hora tranquila
me vuelco a pensar en ti
en el horizonte
poso mi mirada en el camino y te digo:
Los colores te rocen con liviano amor,
tus ojos respiren el sol,
oigas los sonidos del tiempo,
el aire te regale el ahora de un olor.
Ser humano,
te hablo con letras
te envío estos signos.
Tú, que has venido.
Que un beso te arrebate por completo en agonía,
la gota de agua sacie tu labio.
Y que este sea digno del sonido
de la palabra que diga.
Intensa sea tu gran aventura,
mi amado amigo,
soñando con alcanzar lo humano
siendo divino.
La simpleza de tocar
entienda el acto de creación
más grande del universo:
la energía.
¡Oh, mi amigo! Te bendigo.
Y por cada palabra
que a través del tiempo
te envío,
lloro una lágrima por tu camino mientras sonrío.
El poder de la sorpresa jamás te abandone
jugar se entienda en la magnificencia de su poder.
La imaginación haga de ti tu destino
armando mundos, creando historias llenas de hijos,
de tu amor, de un amigo.
Sentir sea tu arma más poderosa.
Pena, materia, amor, libertad…
dinero, llanto, alegría, oración, pasión, muerte… todo
sea como si estuvieras en la tierra por primera vez.
Tú que has emprendido el camino,
la brisa te cubra
la verdad ante ti se presente.
El viento sea tu compañero y testigo,
lleves con orgullo el signo en tu frente.
Tú, viajero,
enorme ser eres.
No te confundan las palabras
ni te engañen las paredes.
Los espíritus te guíen en la oscuridad,
pronto encuentres sentido a tu camino.
Cada mañana comprendas que el fin es caminar
no llegar a destino.
Con el amor profundo
de rocas y fuegos
que forjaron este mundo,
te envío este mensaje:
Los problemas se presenten como gigantes colosales,
lleguen a ti tormentas y te falte el aire,
aunque caigas mil veces,
mil más te levantes.
Eres fuerte, eres el caminante.
La alegría de un nuevo día
te despierte en la paz del darse cuenta,
el movimiento supremo
halle en tu alma la acción correcta.
Luego de tu despertar
te inunde el orgullo de sentir amor,
saberte digno de un propósito,
ser humano aun siendo divino.
Sigue el camino.
Un día cualquiera
cuando los tiempos se pierdan en los horizontes
mira atrás y di a otros:
“Seres humanos, les hablo con letras,
les envío estos signos.
A ustedes que han venido,
los bendigo”.
Este es solo el comienzo y andar el destino.
Escrito por:
Roberto-Vega-Succhetti
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