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Aguja Literaria

TESTIGO DE LA VIOLENCIA


Mucho se habla en nuestro Chile acerca de que las instituciones funcionan. A boca de jarro, dice la presidenta: “Estamos trabajando para eso”, pero, lo único que hoy constato frente a los hechos, sacando una radiografía, es la pérdida de la vergüenza de la institución Sename. Ella, la protectora de la infancia y adolescencia, sin escrúpulos y a merced de los años, ha abandonado los derechos de los niños. Desde el año 2005 al presente y sin poder callar la violencia, sumo en la cuenta mil trescientos trece niños muertos en el negocio corrupto de las empresas privadas, por la incapacidad de los funcionarios torturadores en los centros; sembradores del odio.


Y sepan ustedes, para más remate, el Estado (que debería velar por la infancia) no se hace responsable de la mortandad y el abuso. Mantiene la máquina con su cuadro apocalíptico en el ocultamiento de información para no ser demandado. Vean a los burócratas, amantes del poder, protegiendo sus cargos públicos en el silencio. Pillados en su negligencia se pasan el balón unos con otros, se lavan las manos como Poncio Pilato. Ni ministros de justicia ni diputados ni senadores ni operadores dieron la altura al cargo que les fue designado y esto, en su médula, no tiene nada que ver con el sueldo mensual, tiene que ver con la humanidad del ser, los principios y valores inculcados desde la cuna, la evolución de la conciencia y la especie, en fin, con el amor por la vida.


De este lado, mi retina ve la asfixia, la tortura progresiva del trastorno, la muerte de la pequeña Lisette Villa en el Centro Galvarino. Aumentan los niños vulnerados, la perversión de los verdugos robó la luz de sus ojos; ahora habitan el dolor y el horror bajo su carne. Castigados por aquello que no hicieron, pasan las noches desvelados; las almohadas amortiguan los desgarradores gritos de las violaciones. Lágrimas de las vejaciones, el suicidio por ahorcamiento y el menoscabo gratuito.


Testigo de la violencia, me pregunto:

¿Dónde irá a parar el trastorno de los funcionarios del Sename?

¿Cuándo el Estado verá por la defensa de los niños y pondrá abogados para salvaguardar por sus derechos?

¿Cuándo se pondrá personal capacitado en lo técnico profesional y se verá la acreditación de las instituciones?

¿Cuándo escuchará la cámara de diputados a los portavoces del grito de auxilio de los infantes? ¿Cuándo dejarán a la comisión investigadora hacer su trabajo?

¿Cuándo terminará la burocrática tramitación a la adopción de menores y se dará prioridad a la familia? Porque el perdón bajo tutela del Estado no los hará impune a la violación sistemática de los derechos humanos. No se puede hacer borrón y cuenta nueva ante el crimen de los Caínes.


Este abandono garrafal no se puede olvidar en el diario cotidiano ¡ya no más memorias frágiles persistiendo en la amnesia!, este llamado de auxilio por el niño desvalido ha de ser nuestra convicción en contra de la violencia, de lo contrario, la historia de abuso infantil se repetirá por generaciones y generaciones en el fracaso social. Es urgente reclamar al Estado una salud rehabilitadora que repare los daños físicos y sicológicos de los vulnerados. Ya no queremos a los amantes del poder y las leyes, demagogos vendiéndonos la pescada. Testigo de la violencia, no se me olvida que también fui niña, corriendo libre por mi tierra chilena, camino a la mar.

Escrito por:

Marcela-Silva-Ramírez

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