SANTIAGO HUMEANTE
Yo, escribiendo sobre el olvido,
sin saber nunca de qué se trata.
La vida como un relámpago en caída
se pronuncia violenta y desenfrenada.
Me piden ahogar venas, que se me dilatan
mis suspiros son un bostezo aterrado
con la obligación de olvidar.
Me crié en un país con miedo a la palabra pura,
horrible, disuelta, incorrecta.
País que tiene las manos atadas
a las cadenas que silenciaron sus errores.
Ya no grita fuerte aquello que lo golpea,
cada día, minuto, hora, estación.
El silencio agotador,
se cuela entre los gritos sin sentido,
y las sonrisas marchitas.
La ciudad grita su furia desbordada
y yo me ahogo en la cueva de su boca
esa sustancia tangible, efímera, intrascendente.
No me pidan aplaudir a aquel que me apunta
con miradas severas; él me encierra tras una reja de prejuicios,
por gritar que quiero comida; entera,
llena.
En las murallas de este centro,
de este Santiago humeante,
se escriben historias marchitas a golpes
recuerdos de esperanzas, enterradas en nuevas construcciones;
una ciudad obligada a enterrarse,
palabras de sangre que se ahuyentaron
en los paseos huérfanos;
marcadas por ametralladoras violencias educadas.
Escrito por:
Pájara-Nortina