VALORES EN NUESTRO TIEMPO
La sombra de la noche
Para nadie es un misterio que, a pesar de los años y de los distintos cambios que ha sufrido el mundo en todas y cada una de sus culturas y civilizaciones, los valores y las buenas costumbres son la base esencial de toda comunidad y grupo de personas, sin discriminación de la forma en que se encuentren organizadas, lo que a lo largo de la historia de la humanidad, no ha sido un impedimento para que: ”Estos quebrantos de los valores morales y éticos sean exclusivos de estos tiempos que estamos viviendo, que se han dado en llamar post modernidad, sino que siempre existieron y seguirán existiendo, generados por personas perversas, con trastornos en su personalidad que nacieron con el designio de hacer el mal y que dañan y contaminan con su maldad a su entorno y a la sociedad en general” (Crisis de los valores y éticos en la sociedad actual. Dra. Zoe Valdomir. Abril 2009. Comisión del recuentro y la amistad). Lo cual nos puede llevar a pensar con toda certeza que las violaciones a la ética y a las buenas costumbres, no son una cosa que venga naciendo recientemente, la diferencia radica en que, en épocas pasadas, estos atentados ocurrían entre la clandestinidad de las sombras, por temor al juicio de la opinión pública.
No obstante, nuestro planeta recientemente ha sido objeto de cambios y metamorfosis que no tienen precedente alguno: el despertar de la sexualidad prematuramente en los jóvenes y jovencitas, el libre y fácil acceso al alcohol y diversidad de otras substancias alucinógenas, la influencia del internet, las redes sociales y la televisión; además del comportamiento permisivo e irrestricto de los padres jóvenes para con sus hijos, han puesto en la palestra la pérdida del pudor y el desapego, y la nula puesta en valor de las normas morales, en todas las aristas del diario vivir, ocasionando que estas faltas sean vistas como naturales y perfectamente normales, situación que provoca que no sean corregidas y, por ende, no exista una sanción que permita a los individuos tomar conciencia de sus aberrantes actos. Violaciones de los derechos humanos y del entorno natural, incluyendo a nuestros hermanos menores los animales, acosos en el ámbito laboral, abuso de poder por parte de los legisladores y los principales gobernantes de cada país, las guerras que acarrean consigo las muertes injustificadas de tantos seres inocentes, el hambre y la hambruna, la desigualdad que siempre afecta y desfavorece a los más desposeídos y vulnerables, y la delincuencia, son claros indicios de que la formación valórica se ha perdido con el transcurso de los años, y de forma paulatina, la relevancia e importancia con las que contaba, siendo reemplazada con absoluta liviandad por conceptos erróneos, limitados y por sobre todo carentes de sentido en extremo, como lo son: la vanidad, los prototipos de belleza física, la poca educación y vulgaridad, el egoísmo, la denigración del amor y la confianza, el desinterés por la intelectualidad y el conocimiento, el desapego por las raíces y nuestros orígenes. Como una forma de sustentar lo que acabo de exponer en estas líneas, con todo respeto me atrevo a citar al famoso tango “Cambalache” de Enrique Santos Discépolo, escrito por los años 30 del siglo XX y que insistía con que: “El mundo siempre fue y será una porquería” o “todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor…” (Crisis de los valores y éticos en la sociedad actual. Dra. Zoe Valdomir. Abril 2009. Comisión del recuentro y la amistad). En esta joya musical se da cuenta de las miserias y atrocidades de las que el hombre (especie humana) ha sido capaz de cometer consigo mismo y con el resto de su habitad, poniendo en riesgo, además de su propia integridad, la de las generaciones venideras y la de todos los seres que habitan este bello planeta al que llamamos Tierra.
Conforme el mundo avanza, tanto en tecnología como así también en poder e influencia económica, estos van siendo utilizados en favor de la codicia y el egoísmo, dejando en el patio trasero lo esencial del ser persona, borrando por completo la plenitud que da una sonrisa, un saludo gentil o un gesto amable, disminuyendo hasta su más diminuta expresión la nobleza del ama, la humildad y pureza del corazón.
Ante tan mal pronóstico pareciera que no existe esperanza posible para este mundo que hoy se encuentra en prominente debacle y progresiva decadencia, pese a todo, aprovecho esta tribuna para hacer un llamado al lector y poder invitarlo a sensibilizar su corazón, a mirar a su alrededor y poder, de esta manera, maravillarse con la grandeza y generosidad de nuestro Padre Celestial, quien en la inmaculada inmensidad de su amor ha preparado para nosotros un lugar bendecido donde poder habitar, en el que primen por sobre todas las cosas aquellas cualidades y atributos que hoy se encuentran casi extintos, donde la raza humana se mirará como igual sin distinción de creencia religiosa, color, clase social ni preferencia sexual, todos como hermanos, con los mismos derechos y las mismas obligaciones, respetándonos los unos a los otros, y preservando los recursos naturales y el bienestar de los animales de todas las especies que han venido a poblar el mundo con el propósito de hacer más amena nuestra existencia gracias a su compañía, proporcionarnos el alimento en la medida justa y sin explotación, e incluso ayudarnos en algunas de nuestras labores, como por ejemplo, trabajar la tierra en el sector agrícola.
Es responsabilidad de todos, aquí y ahora, enseñar a nuestros niños y niñas la importancia del valor de la amistad desinteresada, la preponderancia del trabajo y el esfuerzo para obtener propósitos y metas, el espíritu de la honradez y el respeto hacia todos y cada uno de los seres que nos rodean. Propaguemos el amor en el mundo como una semilla que no deja de germinar jamás, el amor como un sentimiento puro, honesto y universal en todas sus expresiones, liberémonos de la rutina y del stress en el que día a día nos envuelve la rutina de esta sociedad loca y consumista en la que nos encontramos inmersos, vayamos siempre con una sonrisa en los labios, saludemos a un desconocido en la calle, disfrutemos de un paseo por el parque de la mano de la persona amada, atrevámonos a ir por la vida entonando una canción sin temor al ridículo, regalémonos el tiempo y el espacio para compartir las cosas simples de la vida, vayamos por el mundo derrochando buenas vibras y optimismo, que todos se contagien con el germen de la bondad y la amabilidad; si nos tildan de locos, ¡qué importa! Seamos unos locos felices que podamos propagar nuestra locura para que así podamos hacer, poco a poco, que este sea un mejor lugar para vivir y para que las generaciones que nos sucedan puedan sentirse orgullosas del legado que les heredaremos, porque como dice la célebre frase: “No anticipéis las tribulaciones ni temáis lo que seguramente no os puede suceder. Vivid siempre en un ambiente de optimismo” (Benjamín Franklin, 1706-1790. Estadista y científico estadounidense).
Nadie dice que esta empresa va a ser fácil, pero ¡de los valientes y perseverantes son las luchas y proezas más heroicas!
Escrito por:
Anita-Cabrera-Faúndez