ARDE
Santiago arde en algunas esquinas y muere en otras
brama entre deshechos de perro callejero
protesta incesante, viaja horas entre un punto muerto y otro igual
se desviste de historia
y se arropa con cortinas de vidrio
se desflora y se concreta
aroma a humos, se vuelve bruma
tiembla y se derrumba
se reconstruye lento
llora ácido, se blanquea en lo alto y fluye en miserable marrón.
De espuma pelienta se acolchonan las cornisas
y los harapos se descuelgan hasta las alcantarillas, llevándose las noches enredadas
mientras presuntuosa flamea con paño fachoso, sin vergüenza, la bandera.
Santiago se desplaza en sus entrañas, en ecos subterráneos,
finge memorias en sitios marcados por alaridos mudos,
transforma las ausencias en fríos monumentos
ama y se amestiza en las plazas junto a enjambres de palomas.
Por la noche se vuelve procesión de luciérnagas y avispero sonoro,
boca de lobo que traga eriazos,
cuchillo filoso agazapado,
lecho entre cerros para durmientes asalariados.
Escrito por:
Carla-León-Tapia