AUTORRETRATO
Así soy
al fin de esta palabra,
poeta
de mar a cordillera
mestiza
por donde mires,
desde mi lengua verde roja
brota el verso áspero
sin censura
domando las moscas
paracaidistas
y dejando que los perros ladren.
¿¡Qué te dicen mis ojos rasgados
desafiando horizontes!?
Acaso no has mirado
en ellos
el reloj de arena
que va
de la vida
a la muerte,
como un niño de pecho
tiemblas de frío más sabes que la poesía
no ha cantado en vano
al frente del espejo.
¡Ya no hay caso
que me niegues!
Tengo un lunar negro
en el costado derecho
de la boca,
punto de fuga
donde la belleza
ha establecido su nido.
A dos metros de distancia
mi nariz respingada
huele mentiras
entre verdades,
mastico suavemente
la zarzamora
tengo los dientes afilados
y los oídos agudos
a vuelo de pájaro.
Mi Arte mayor
es el amor
el ábrete sésamo
que abre
todas las puertas
¡a esta altura
mi dolor
es un corazón
que late mar afuera!
un fresco olor a sal
queda prendado
al torrente de tus venas,
como todas las noches
sangran mis manos
por ambos lados,
las hojas vacías
se inundan de música,
suspira el universo
en calma
un claro de luna
ilumina mi cuarto.
Y quedarán tan pocos
después de todo
que en mi memoria
descifren el lenguaje
de mi velador polvoriento,
por ver qué hay más allá
en la madera de la soledad,
raíz adentro las piedras hablan
con la voz de la muerte,
aquí o allá
mi rostro te sigue
donde quiera que vayas.
Porque a esta hora
me place sacarte
todas las máscaras
de un solo ojo,
extraer el gusano
de pie grande
que teje las horas
en el vacío.
Te advierto
a flor de piel
que a cada minuto
renacen mariposas estelares
dispuestas a cruzar la tormenta
al compás del viento y del mar.
Nuevos aires para cantar
bajo este cielo que he creado
en los puentes de tu mirada,
por querer iluminar el camino
un sol de palabras voraces
recorriendo tu retina,
a la velocidad de la luz
quemando la maleza despiadada.
En el silencio estupendo
me reconoces
y ya estoy contigo
fundida en el mismo espejo
danzando en un mar de golondrinas.
Escrito por:
Marcela-Silva-Ramírez