AGRADECIDO
Perdí la noción del tiempo jugando con un niño en la plaza, luego lo seguí hasta su casa. Dijo: “Chao amigo” y entró. Luego cerró la puerta.
Me sentí triste, asustado, “¿qué hago ahora, a dónde voy?”.
Cayó la tarde, luego vendría la noche. “¿Me habré alejado mucho de casa? No sé a dónde ir, en qué lugar dormir. Nunca debí escapar, pero quería saber qué se siente corretear por los prados hasta quedar rendido y sentirme libre”.
“He amanecido con hambre y frío, mi estómago vacío reclama comida, ¡qué día me espera! Voy por lugares desconocidos, atravieso calles, esquivo vehículos que se me vienen encima, ¿acaso no me ven? Miro en todas direcciones y no veo solución alguna. He pasado una y otra vez por este lugar, diviso una foto en un árbol, me reconozco. Sí, mi cara está más alegre de la que luzco hoy. Qué desgracia.
Pienso en Pedrito, ¿cómo habrá llorado? Hace tres días que no me ve ni acaricia mi cabeza, como lo hacía cuando llegaba de clases y yo, contento, lamía sus manos. Creo que soy uno más en la lista de los perdidos. La solución está en no moverme de este árbol en que mi foto casi habla, bajo la cual aparece una corta leyenda: “Me llamo Terry, por favor llamen al teléfono que aparece aquí y seré su eterno agradecido”.
Escrito por:
Patricia-Herrera-Riquelme