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Aguja Literaria

Cómo dar credibilidad a los personajes


Grandes autores a lo largo de la historia se han enfrentado con un fenómeno muy especial: el protagonista de una de sus obras es tan o más famoso que ellos mismos. Por mencionar solo a algunos, tenemos dentro de la lista: Drácula (Drácula, de Bram Stoker), Don Quijote (El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes), Hamlet (Hamlet, de William Shakespeare), Emma Bovary (Madame Bovary, de Gustave Flaubert), Ulises (La Odisea, de Homero), Peter Pan (Peter Pan, de James M. Barrie), y los nombres se siguen sumando.


Ahora, aquellos escritores que vieron alguna vez más reconocimiento en sus personajes que en ellos mismos, no solo lograron consolidarse como autores clásicos, sino que también comprendieron a la perfección el efecto que tiene en la mente de los lectores un personaje bien caracterizado, con personalidad y particularidades que lo hacen único e irrepetible, aunque haya muchos libros que aborden la misma temática.


Te preguntarás: ¿cuál es la clave?, ¿qué debe tener mi personaje?, ¿cuáles son esas características tan especiales que debo otorgarle?


Muchos autores noveles cometen un error frecuente: dotar a sus personajes de atributos físicos cuyos márgenes se encuentran dentro de los cánones estandarizados de belleza. Abundan los protagonistas jóvenes, altos, de cabello claro, facciones casi nórdicas, ojos deslumbrantes, cuerpo apolíneo, entre otras; y lo mismo pasa con los personajes femeninos.


Ese es el primer error; el segundo es perfilar sus personalidades similares a las de los típicos protagonistas de tantas novelas conocidas, provocando que, en lugar de sobresalir, el personaje se convierta en un cliché o caiga dentro de los tópicos cansinos de la literatura. Si no te habías dado cuenta de estos detalles y quieres hacer un buen trabajo al momento de crear tus personajes, te voy a dar unos consejos:


1. Nunca uses un nombre que sea incoherente con la época y el lugar físico en que se desarrollará tu novela:


Por ejemplo, si tu escenario es el sur de Chile y quieres escribir sobre misterio y mitología, utiliza nombres que se usarían actualmente en nuestro país y no aquellos que resultan ajenos a nuestra cultura, como James, John, Stanley, Megan, Britney, etc.


2. Evita dotarlos de belleza sublime:


Generalmente el lector siente empatía con ciertos personajes en la medida en que le es posible identificarse con ellos. Si tus protagonistas son perfectos anatómicamente, es más difícil crear un lazo íntimo con tus lectores.


3. Pon mucho cuidado en los DETALLES:


Puede que uno de tus personajes sea un joven físicamente atractivo, pero que siempre lleve con él algo distintivo, un peinado que opaca sus facciones, una chaqueta vieja que evita cambiar por tener un valor sentimental que es desconocido hasta que el narrador lo revele, etc.


4. Asemeja a tus protagonistas lo que más puedas a una persona real:


Está bien, hablamos de personajes ficticios, pero para que tengan un aire distintivo, deben aspirar a existir en la mente de los lectores, a ser creíbles. Esto lo puedes lograr si los haces muy similares a las personas, con virtudes, pero también defectos.


Puede incluso que tenga alguna especie de manía, sea maniático de la limpieza, consulte su reloj constantemente, sea muy tímido en ciertas ocasiones, etc.


5. Evita los personajes prefabricados:


El chico malo, pero sexy con un pasado triste que lo justifica; la joven que carece de atractivo físico, pero es misteriosa y sensible, aunque destaca por ser “diferente” y de la que todos los jóvenes se enamoran; la chica rebelde y autosuficiente, empoderada y decidida que es atractiva por su carácter y atributos físicos, pero que no se interesa por el romance; el chico nerd al que todos molestan, pero que termina venciendo a las adversidades y quedándose con una de las chicas más guapas… entre muchos otros estereotipos.


Bien, ahora que he despejado el panorama y disipado algunas dudas creo que estás listo para sentarte frente al computador y empezar a trazar ideas para crear tus personajes. A veces, incluso personas a las que conocemos, o conocimos alguna vez, pueden ser nuestra fuente de inspiración para crear.


Este artículo fue escrito por:

Claudia Cuevas Moya

Coordinadora de Edición de Aguja Literaria

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